Nuestro emblema, corazón y tesoro.
Seña de
identidad y de devoción religiosa de los asturianos
Sus orígenes
fundacionales están vinculados a la Batalla de Covadonga y al inicio de la
Monarquía Asturiana, que constituyó el primer Reino Cristiano de la Península
Ibérica.
Enclavado en
un entorno de espectacular belleza, el Real Sitio de Covadonga es un conjunto
en el que destacan especialmente la Santa Cueva –donde se encuentra la Virgen–,
y la Basílica, sin olvidar el Museo, la sede de la Escolanía, las viviendas de
los Canónigos y el Abad, o el Gran Hotel Pelayo –con más de cien años de
antigüedad–.
La Basílica
de Santa María la Real de Covadonga fue declarada como tal en
septiembre de 1901. El templo fue ideado por el erudito Roberto Frasinelli,
conocido popularmente como "el alemán de Corao", y levantado entre
1877 y 1901 por el arquitecto Federico Aparici y Soriano. De estilo neorrománico,
está construido íntegramente en piedra caliza rosa. Este templo vino a
sustituir al antiguo, destruido en un incendio en 1777, y que se encontraba
contiguo a la Santa Cueva.
Covadonga atesora más de mil años de leyendas e historias vinculadas a la
Cristiandad y a los albores de la construcción de un territorio, y se ha
convertido en lugar de devoción y espiritualidad para los miles de peregrinos
que la visitan cada año.
Para los
asturianos es un símbolo espiritual y una seña de identidad, hasta tal punto
que el Día de Asturias se celebra cada año el 8 de setiembre, coincidiendo con
la festividad de la Virgen de Covadonga.